Hay atletas afanados, atletas que quieren entrenar todo de una vez por que tal vez piensan que un dia desaparecera su cuerpo y no volveran a sentir en sus plantas el suelo que corren hacía atrás con sus zancadas. Hay atletas pacientes, esos que ven en el dolor o las molestias una oportunidad para hacer lo que no pueden hacer en esos dias de largos fondos y repeticiones.
Los atletas afanados se desesperan, pierden la cordura, corren sin un orden, hacen por hacer, acumular o decir que hicieron. Los atletas pacientes escuchan al que ha llegado mas lejos, se preparan rigurosamente, se recuperan y esperan estrategicamente la oportunidad de pasar al «otro» porque su rival es su ayudante, es el impulsador de sus habilidades.
Hay atletas afanados, ellos no diferencian una etapa de otra en su preparación, competir no es un acontecimiento para su mejor tiempo por que siempre andan exigidos. Hay atletas pacientes que pasan meses buscando una oportunidad para su registro personal….
Y ¿qué pasa cuando se lesionan??
Ambos se angustian, ambos se deprimen, extrañan sus mañanas de candencia, sus horas de pulsaciones altas, el cuerpo lo pide, lo implora… pero, su diferencia esta en el actuar!
Los atletas afanados se mejoran un poco y se lanzan a eso que extrañan; entrenamientos rapidos, muy intensos, necesitan ese estimulo y no lo dudan y obvio vuelven a las competencias semanales, a la pista a hacer trabajos lacticos. El atleta paciente ve en cada dia una curva ascendente a su mejor forma algunas veces debe detenerse y lo hace, no es miedo, es precaución el no pisa en falso, no compite hasta no estar seguro se tarda pero regresa para hacerlo mejor.
El Verjon, 30 de agosto de 2017
Profesora Kamila Peña Cortes
